Hay una amiga con la que siempre me gusta hablar cuando estoy triste. Ella deja que me desahogue y me escucha atentamente.. Y cuando emite palabra alguna, es justo la que necesito para sentirme bien. Es una persona a la que acudo con toda seguridad en esos momentos en que mi ánimo se arrastra por el piso.
Resulta que mi amiga tiene la capacidad de descubrir cosas buenas incluso en las más tristes miserias que pueda contarle. Ella escucha mis palabras de angustia, incluidas mi onomatopeyas quejumbrosas, y siempre termina encontrando un aspecto positivo para rescatar.
Al principio no entendía cómo funcionaba y pensaba que sólo ella tenía esa habilidad. Pero después descubrí su "fórmula para hacer sentir bien" y comencé a implementarla por cuenta propia.
Cuesta un poco desarrollar esta fórmula pero al practicarla una y otra vez, uno ya le agarra el gustito y se tienta con aplicarla a todos los ámbitos de su vida. Prueben hacerlo, primero en pequeñas adversidades personales y, ya más experimentados, para calmar la tristeza de los más íntimos.
Lo importante es alentar el optimismo, y la fórmula para hacer sentir bien ayuda bastante. Sobre todo porque cuando se posee una actitud optimista, se trasmite energía positiva, y la energía positiva se contagia, generando sensaciones de bienestar y liberando sonrisas por doquier..
No hay comentarios:
Publicar un comentario